10 juillet 2005

René Guénon, Dos extractos a Eric Ollivier

El Cairo, 31 de marzo de 1946:

Vuestra carta acaban de transmitírmela; desgraciadamente, no os puedo dar una respuesta muy satisfactoria en lo que concierne a las posibilidades de iniciación subsistentes en el mundo occidental. No pienso que, a este respecto, se encuentre algo en el Cristianismo, como tampoco en el Judaísmo. Por añadidura, no sé, después de lo que me decís si estáis particularmente vinculado a una forma de tradición determinada, lo que es naturalmente un punto muy importante...

Puesto que esas cuestiones parecen ser las que os interesan sobre todo, me permito señalaros que un nuevo libro mío se relaciona con ello especialmente, Aperçus sur l´Initiation, acaba de aparecer, a principios de mes, en las Editions Traditionnelles (Librairie Chacornac).

En cuanto a vuestra pregunta con respecto al tema de Gurdjieff y Lanza del Vasto, puedo, sin ninguna duda, responderos de manera totalmente negativa. El primero, que debe estar ahora en América (al menos no he oído decir que haya vuelto a Europa), ha constituido, con ayuda de lo que ha podido aprender en sus viajes a Oriente, una especie de método de entrenamiento psíquico bastante de fantasía, que parece incluso no carecer de peligro, y que en todo caso no se vincula absolutamente a nada auténtico. Para Lanza del Vasto, su caso es diferente: él no siente en el fondo ningún interés por las cuestiones doctrinales, y sus preocupaciones sin casi únicamente de orden social, lo que explica por lo demás sus relaciones con Gandhi (muy ignorante él también, hay que decirlo, desde el punto de vista tradicional). Ello no tiene ninguna relación con la iniciación, y no creo por otro lado que tenga pretensiones en ese dominio; pero él querría, con vistas a las realizaciones sociales que proyecta, fundar una “orden” cuyos miembros deberían pronunciar votos, y es de temer que ello gire más o menos hacia la “pseudo-religión”.
De una manera general, quienquiera que no está vinculado a una tradición regular, no puede ser considerado como un verdadero maestro espiritual. Entre la gente de este tipo, demasiado numerosa en nuestra época, los unos son realmente peligrosos por razones diversas, y los otros, bien que más inofensivos, no pueden más que hacer perder el tiempo a quines les siguen. ( ... )

Y Y Y Y Y

El Cairo, 26 de septiembre de 1946:

( ... ) La Masonería y el Compagnonnage pueden siempre transmitir una iniciación virtual, pero, en el estado actual de las cosas, no hay que contar con encontrar ahí el menor apoyo para ir más lejos, pues no se sospecha incluso lo que puede ser una realización cualquiera.

Yo creía que Mme. De Salzmann permanecía en Ginebra, donde tenía una escuela de cultura física antes de la guerra; si Gurdjieff, del cual su marido era antaño uno de los principales asistentes, está retenido en Francia, ello es sin duda lo que la habrá llevado hasta allí.

Canseliet (que no es Fulcanelli, pero que se las da de ser su continuador) no tiene ciertamente nada de un “maestro”; además, desde el punto de vista tradicional, no puede vincularse más o menos efectivamente más que a una de esas corrientes desviadas en el sentido “naturalista” a las cuales he aludido en diversas ocasiones.

Yo no sé lo que ha podido haceros pensar que M. Clavelle[1], era mi representante en París; él es simplemente uno de los que tienen la deferencia de ocuparse de las cosas que, por el hecho de la distancia a la que me encuentro, no puedo hacer yo mismo; por su parte, él se ocupa más particularmente de lo que concierne a los “Etudes Traditionnelles”, como otros lo hacen para las cuestiones relacionadas con la edición y la impresión de mis libros, etc.; les debo mucho reconocimiento a todos por la ayuda que me aportan así, pero en realidad, ninguno de ellos es mi representante propiamente hablando...

Publicados en el Dossier H: René Guénon, París, 1984.

[1] Marcel Clavelle, el cual firmaba habitualmente como Jean Reyor (Nota del T.)

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